dimarts, 30 d’octubre del 2012

Morderme los labios

Y morderme los labios mientras un escalofrío recorre la parte más baja de mi cuerpo hasta llegar al monte central y único. Mientras recuerdo las cortinas, el viento, tus ojos mirándome y tus manos en mis caderas, mientras te movías como si mañana no existiera. Y el mañana no existía. Sobre el banco, entre químicos de revelado, si los vecinos quieren escuchar que escuchen, me encanta que me hagas gritar... Me encantaba. Joder, que recuerdos, no puedo recordar estas cosas, me descontrolan la vida... Me descontrolas la vida, has vuelto a aparecer y te quiero a mi lado, no vuelvas a desvanecerte, por favor, pero ni se te ocurra hacerme una caricia porque me matarás, te mataré y acabaremos volviendo a mirar las cortinas de tu habitación mientras acaricias mi piel y me besas. Joder, que recuerdos. Y morderme el labio inferior para no gemir de placer sólo con el recuerdo...

dijous, 14 de juny del 2012

Para de pensar


Para de pensar. Me'l carregaria. Vore una foto a la que no estàs i saber que estàs. Recordar de cop el teu olor i la teua cara, les meues cames emmarcan-te. Les cortines de fons onejaven amb el vent i tot es tornava a càmera lenta. El vent fresc em gelava l'esquena a cada embestida. I tot açò fa molt, fa prou. Però se m'havia oblidat. Sé perfectament on estic ara mateixa i sé que és on vull estar. I ho sé cada vegada que mire els seus ulls o cada vegada que em toca amb una ràfaga del seu pas i els pels se'm fiquen de punta. Cada matí quan m'acaricia per primera vegada altra vegada i cada nit que em fa cridar-li a la lluna agafada al marc de la finestra. I ja he parat de pensar.

dimecres, 11 d’abril del 2012

Vertederos de felicidad














Vivimos en una época de incertidumbre. La gente va perdida. En ello está la clave. Las personas han dejado de ser personas individualmente. Vivimos en un período de zombies.
Pero, entre todos ellos, hay unos cuantos, en pequeños espacios, que destacan. No para nadie, si no para ellos mismos.
Dedican su tiempo libre a celebrar fiestas prohibidas en vertederos de felicidad. Pierden la voz en debates y conversaciones de una Rue de Fleureu renovada e ilocalizable, llena de escombros y sueños perdidos de desconocidos niños.
"Peter Pans" libres del tedio y la tensión del país de "Por siempre y Para siempre".
Enfilados en el camino, dando vueltas y más vueltas en una espiral exactamente igual, por siempre.
Justo en el Molino de las estrellas, tuerces a la izquierda, cambias el sentido, sigues por el camino no marcado pero junto al que siguen todos, no los pierdas de vista, por si acaso. Los mundos se funden, las banderas pierden su significado fronterizo y discriminatorio.
Entre montañas de hielo y detergente, zapatos, chalecos y batas fundidos con tertulias de ron con cola. Narices rojas y sombreros de bombín.
La gente se encuentra, perdida, desorientada en un mundo sin rumbo, de órbita desequilibrada. La felicidad se haya entre basura y desperdicios materiales de aquellos que viven en la realidad de "Por siempre y para siempre".
Nuestra única realidad los vertederos de felicidad y, nuestro para siempre, vivir en la incertidumbre.